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Dos artesanías, un legado: Esculpiendo un nuevo lenguaje del lujo

Dos artesanías, un legado: Esculpiendo un nuevo lenguaje del lujo

Como Directora de Marca de Danilo’s y orgullosamente hondureña, nacida y criada en este país, viajo a Honduras durante todo el año por trabajo, familia y propósito. Mis raíces están aquí, profundamente sembradas a lo largo de generaciones. Pero hay algo en los meses de verano que se siente distinto. Cada año regreso no solo como profesional, sino como madre. Estos viajes, que con frecuencia se extienden por más de cinco semanas, se han convertido en una tradición familiar entrañable, una oportunidad para que mis hijos y yo nos sumerjamos en los lugares, la gente y el arte que hacen de este país nuestro hogar.

Esta tradición comenzó hace muchos años con mi padre, Danilo Martínez. Mucho antes de tener hijos, él nos guiaba por pueblos y aldeas, visitando artesanos, celebrando la artesanía y enseñándonos el valor de honrar lo hecho a mano. Hoy mi hermano Esteban y mi cuñado Ebin llevan adelante esa tradición. Planifican cada viaje con cuidado e intención, transformando lo que a menudo parece una tarea caótica y compleja en una experiencia compartida llena de descubrimiento y alegría.



Nunca viajamos solos. Primos, tías, hermanos y narradores se nos unen. Es imperfecto, a veces ruidoso, pero siempre lleno de vida. Dentro de ese ritmo, mis hijos han descubierto un profundo orgullo por su herencia. Su padre es estadounidense, de ascendencia francesa y alemana, y yo soy una madre hondureña cuya conexión con este país está presente en todo lo que hago. Mis hijos recorren los mercados, conversan con los artesanos y ven a Honduras no solo como parte de mi historia, sino también como parte de la suya.


En uno de estos viajes visitamos el pueblo de Cantarranas. Fue allí donde encontré algo inesperado. El parque central estaba rodeado de esculturas monumentales talladas en piedra. Su presencia era imponente, pero su ejecución transmitía intimidad, paciencia y visión. Como música de formación y como hija de un artesano, quedé profundamente conmovida. Estas esculturas no solo eran bellas, eran poderosas. Tenían la misma dignidad que he visto en las grandes ciudades del mundo, pero estas nos pertenecían. Eran una expresión de Honduras.



Johanna y yo regresamos a casa llenas de curiosidad. Ella comenzó a investigar una de las esculturas más impactantes que habíamos visto. Pronto estaba en contacto con el artista, y yo también concerté una reunión. Nos sorprendió la magnitud y profundidad de su obra. No solo era un maestro, era un visionario, y sin embargo su nombre no era ampliamente conocido. “¿Por qué estamos trayendo esculturas del extranjero?”, preguntó Johanna, “cuando este nivel de arte vive aquí en Honduras?” La respuesta era simple: no habíamos sabido mirar.

Así descubrí a Darío Alexander Rivera Trejo, escultor originario de El Porvenir, Honduras. Es director del movimiento de escultura La Roca y ha expuesto su trabajo internacionalmente en Corea, Italia, Francia y Estados Unidos. Pero su corazón permanece en Honduras. Su filosofía es tan elegante como transformadora: cada ciudad alberga materiales orgánicos que pueden convertirse en arte público. Con esta visión, él y un colectivo de escultores han trabajado en pueblos como Ojojona, colaborando con gobiernos locales y artistas para construir identidad cultural a través de la escultura.


La visión de Darío me recordó todo lo que representaba mi padre. En la década de 1970, cuando en Honduras no existía una industria del cuero que cumpliera estándares internacionales, mi padre se atrevió a creer que podíamos construirla nosotros mismos. Sin atajos ni moldes, abrió un camino con sus propias manos. Creía que la mejor marroquinería podía y debía salir de nuestro país. Y lo demostró. Lo que empezó como un sueño se convirtió en un legado de resiliencia, oficio y convicción.

Danilo’s no nació de una idea de lujo como tendencia. Nació del respeto por el proceso, la reverencia por las manos que crean y la convicción de que lo hecho despacio, con cuidado y destreza, siempre resiste el paso del tiempo. Eso es lo que hace que esta colaboración sea tan significativa.

Formados por el Viaje

Nuestra colección Otoño-Invierno 2025 lleva por título “Shaped by a Journey”, o “Formados por el Viaje”, una frase que captura tanto la evolución de nuestros bolsos como el camino personal de generaciones que han creído en el poder de las manos hondureñas. Este título expresa más que diseño. Habla del proceso, de las largas horas, los errores, las revisiones y la maestría que dan forma a cada pieza final.

Es este espíritu el que inspiró nuestra colaboración con Darío Rivera. En esta cápsula, los bolsos de Danilos se presentan no solo como accesorios, sino como compañeros de la escultura. Son fotografiados sobre bases escultóricas creadas por Darío. Estas bases no son meros soportes. Son declaraciones artísticas. Juntos, cuero y piedra mantienen una conversación sobre forma, materialidad, disciplina y herencia.



Cada bolso de la colección refleja gestos propios de la escultura. El acabado de los bordes evoca el cuidado del tallado en piedra. La costura refleja la línea firme del cincel. El prototipado recuerda al modelado de arcilla. Estas similitudes no son coincidencias. Revelan una verdad esencial.

El verdadero lujo es silencioso. No está diseñado para recibir aplausos. Se moldea con intención. Se construye mediante repetición, corrección, visión y paciencia. Es un viaje, no solo un producto.


Nuestro porqué: un legado de creencia

Esta colección no trata únicamente de diseño. Trata de creer. De creer en el valor de la creatividad hondureña. De apoyar una visión que ha vivido en nuestra familia desde el principio. Mi padre nos recordaba a menudo que, sin importar cuán lejos llegáramos, nunca debíamos olvidar el valor del artesano. Su legado vive en cada pieza que creamos.



Somos parte de esta colaboración no porque se espere de nosotros, sino porque define quiénes somos. Nuestra marca se construyó sobre la idea de que Honduras es rica en talento, tradición y corazón. Creemos que el arte hondureño merece reconocimiento global. Y sabemos que cuando presentamos juntos estos dos oficios —la escultura y la marroquinería— no solo creamos belleza, contamos la historia de un país y de los creadores que lo definen.

Al unir estas dos disciplinas en una sola campaña, esperamos inspirar a otros a mirar primero dentro de Honduras. A ver a los artistas que siempre han estado aquí. A reconocer la excelencia que florece cuando se apoya. Esta es nuestra invitación para que se unan a nosotros en celebrar lo que nace de la tierra, se forma con las manos y se guarda en el corazón.

Dos Artes. Un legado. El arte del viaje, más allá de la forma.

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